En la región de los pequeños Cárpatos, los viajeros podrán apreciar un espectacular paisaje en el cual yace un castillo del siglo XX, el Castillo de Smolenice, el cual, fue edificado sobre las ruinas de un castillo del siglo XIV, uno de los últimos castillos que cuidaban los pasos de los pequeños Cárpatos.
Con respecto a la historia de este fabuloso palacio, es preciso destacar en el siglo XV perteneció al rey, mientras que luego, fue propiedad de los condes de Svaty Jur y Pezinok. Sin embargo, a fines del siglo XVIII este fue abandonado, por lo que en el siglo XIX se incendió, y de él sólo quedó la torre pentagonal y las torres de las fortificaciones exteriores.
En la actualidad, el castillo funciona como sede de la Academia de Ciencias Eslovacas, y además, es usado para la presentación de congresos y simposios científicos. Además, se encuentra abierto al público durante los meses de verano.
El viajero, podrá alquilar habitaciones y pasar unos días en este espectacular palacio. Además, también es posible realizar eventos allí. Y como opción especial, existe en el castillo una bodega en donde se pueden adquirir vinos regionales.
Por otro lado, este, como todos los castillos de Eslovaquia, tiene una historia, muy interesante que no debes perder la oportunidad de conocer.
Leyenda del castillo de Smolenice
En la edad media uno de los administradores del castillo de Smolenice se llamó Congor. Éste se ganó el puesto gracias a su esfuerzo y lealtad hacia el Señor feudal. Congor era, sin embargo, una persona cruel y toda su crueldad la hacia caer sobre la servidumbre. Una vez mandó a un criado a Presburgo (Bratislava) con una carta. Para el viaje le dio sólo 3 horas, lo cual era imposible de cumplir, ya que en ese tiempo los caminos eran complicados. El pobre criado salió del castillo y se encaminó al bosque. En el bosque encontró a un carretero con tres caballos. El criado le contó su problema. El carretero se rió y le dijo al criado que subiera al coche.
Los caballos empezaron a correr tanto que prácticamente volaban. Pasaron tres horas y el criado regresó e informó que había entregado la carta y había regresado en el tiempo estipulado. Congor se sorprendió y le preguntó como lo había logrado. El criado le contó acerca del carretero y sus hábiles caballos. Congor palideció, ya que se dio cuenta de que el carretero no podía ser otro que el fantasma de un criado al que él había maltratado hasta que murió. Éste seguro que había regresado para vengarse.
Congor cayó muerto, su alma salió de su cuerpo y ahora se encuentra vagando en los jardines del castillo donde se esconde porque hasta ahora teme a la venganza de su criado.
Imagen: Visita al Mundo