54.jpgCuando activistas no gubernamentales visitaron una escuela primaria en Šariské Michaľany al noreste de Eslovaquia, se dieron cuenta de que la mayoría de los niños romaníes estaban separados en clases “especiales”. Entablaron una demanda, en la cual acusaban a la escuela de segregar a los estudiantes por su origen étnico.

La escuela perdió a pesar de alegar que no dividía a los niños según su color sino de acuerdo a sus habilidades, brindando ayuda individual a aquellos con resultados más bajos. Como consecuencia, algunos padres de los niños con mejor desempeño decidieron cambiarlos de escuela a otra ciudad cercana.

En un estudio [en] realizado en el Reino Unido con niños hijos de emigrantes romaníes de Europa central y del Este se encontró que, en el nuevo entorno, los niños pueden alcanzar buenos resultados y que no hay ninguna razón para ponerlos en clases espaciales.

De hecho, la idea de “un nuevo entorno” también se ha considerado en Eslovaquia. Sin embargo, se rechazó la propuesta de sacar a los niños de la casa de sus padres y llevarlos a un campus por ser considerada inhumana. La idea tampoco fue bien recibida por los padres que temen perder la ayuda que reciben del estado para sus hijos.

Vía: Global Voices Online
Imagen: Global Voices Online

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